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En el artículo anterior expliqué por qué es un recurso que puedes utilizar a tu favor, ahora te contaré cómo hacerlo:
1. Define lo que quieres lograr, tu meta.
2. Define cómo te quieres sentir.
3. Elige un momento del día en el cual puedas realizar el ejercicio, los mejores son al despertar y al dormir puesto que es más fácil estar en las ondas cerebrales que están detrás del estado de la mente ideal para hacer más efectivo el ejercicio. El estado alfa es lo primero a lo que aspiraremos y se logra cuando nos sentimos relajados, pero mientras más profundo llegues será mejor, así que mientras más practiques lograrás el estado Theta. Los meditadores profesionales pueden estar en estado Delta, que es donde se realizan los cambios estructurales de tu mente, es donde habita el inconsciente colectivo y la mente universal, así que ponte a practicar.
4. Puedes utilizar música que induzca un estado de relajación, colócate en una postura cómoda, de preferencia sentado en una silla con respaldo, porque sino te quedarás dormido.
5. Cuando hayas inducido a tu cuerpo a un estado de relajación recuerda tu meta, pero céntrate en el estado de ánimo y la fisiología que sentirás cuando lo logres y tráelo al presente, haz que tu cuerpo lo sienta como si ya fuera una realidad. Quédate unos momentos sintiéndote tal como lo quieres e imagínate a ti feliz, radiante, fuerte, pleno...Con 10 minutos diariamente basta.
6. Durante el día trae a tu memoria ese estado y la imagen que creaste y siéntelo de nuevo. Si cuando lo hagas, sientes duda entonces detente y recurre a tus momentos de visualización creativa para generar de nuevo ese estado hasta que tu consciente se convenza de que es posible y estará a salvo.
Mientras más corazón y pasión le pongas a este ejercicio más rápido lograrás resultados, justo ahí está la clave.
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