La vida está llena de sorpresas, algunas son agradables y otras desagradables, son cambios con lo que hay que aprender a vivir, pero ese no es realmente el problema sino que mides tu valía de acuerdo a lo que haces y a los resultados que obtienes y no por lo que eres; de hecho tus acciones y resultados son el producto de lo que crees que eres, así que si alguien es el responsable de lo que vives ese eres tú.
En la medida en la que aprendes a ver tu total responsabilidad al respecto de tu vida, comprendes que no eres víctima en absoluto. El victimismo es un papel, es un arquetipo, es un personaje que representas cuando colocas la culpa y/o la responsabilidad fuera de ti, lo cual implica que eres una marioneta del destino y que hay cosas que no puedes controlar; este último punto es cierto en parte, porque lo que no puedes controlar es lo que no depende de ti y lo que desconoces de ti, eso significa que lo que desconoces lo puedes conocer y entonces es cuando puedes aprender a tomar decisiones conscientes, no a controlar, pero sí a decidir.
Un ser humano se desprende del personaje de la víctima cuando emprende el viaje del autoconocimiento profundo, porque sólo puedes comprender lo que conoces y cuando lo conoces puedes aprender a amarte, escucharte y respetarte. El conocimiento es poder y cuando te identificas con él inevitablemente abandonas tu papel de víctima.
Cuando te conoces sabes la razón y el propósito de tus decisiones, de tus palabras, de tus deseos y ambiciones y te haces responsable de todo ello, puesto que te amas y te aprecias tanto que jamás negarías tu poder.
Hasta en las experiencias más dolorosas puedes conocer y aprender a reconocer la causa que te corresponde, de esa manera puedes ejecutar lo necesario para darle la vuelta a esa experiencia para que tomes el beneficio y aprendizaje, que aunque no son notorios a simple vista, sí que te fortalecen y te hacen más compasivo.
El personaje de la víctima no tiene poder, ni voluntad, ni forma de salir de la situación que la subyuga, es ignorante, impotente y débil. Lo paradójico es que a pesar de que nadie quiere ser eso, en la naturaleza del ego (mente dual) existe una especial atracción por tomar ese rol., porque la mente dual o ego tiene la tendencia de proyectar la culpa en lo externo; claro que hay otras ocasiones en las que se la adjudica, cuando es así, es cuando te boicoteas, te castigas, te enfermas o te bloqueas. Invariablemente no se trata de dónde colocas la culpa como si fuera la papa caliente, sino de dejar de colocarte en el papel de víctima a ti o a alguien más. Tanto tú como todos, tenemos la capacidad de lograr el autoconocimiento y recuperar nuestro poder.
Ya puedes ir dejando el papel de víctima para las películas y las novelas.
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