¿Alguna vez has sentido que lo has intentado todo? Si es así, por un lado podrías estar en lo correcto, pero desde otra perspectiva estás equivocado.
Estás equivocado porque es absurdo pensar que lo has intentado todo en un mundo en constante cambio y movimiento puesto que siempre hay algo que ignoras, puertas que no has abierto, miedos que no has liberado, retos que no has tomado. Este mundo es para tomar riesgos y renovarte porque es precisamente de esa manera que te conoces a ti mismo pero en una versión mejorada.
Pensar que ya no te queda nada más por hacer es pensar de manera lineal, creer que conoces todos los métodos y estrategias para obtener resultados, que sabes cómo llegar a la meta cuando muchas veces las formas se van presentando en el camino mientras lo recorremos; muchas veces logras tu propósito por medios que no habías considerado, así que ningún paso que des es en vano, ningún buen hábito que implementes a tu vida, ni ningún acto de bondad está de más, es muy posible que eso que no habías considerado sea justo tu siguiente paso a dar.
Por otro lado, desde otra perspectiva no tienes que intentarlo todo porque la vida no se trata de llegar a la meta sino de disfrutar el camino que te llevará hacia algo que quizás no buscabas pero sí te hace feliz. Así que es muy probable que te estés tomando demasiado en serio.
La vida es para disfrutarla, es como un juego en el que te diviertes, en el que aprendes y compartes, pruebas de diferentes maneras, a veces ganas y a veces pierdes, pero más que permanecer expectante del resultado, se trata de jugarlo, la vida se trata de vivirla, más que pensar en cuánto te falta para llegar a la meta.
Así que pensar que lo has intentado todo está demás pues te estresa, te duele y desmotiva, pensarlo te lleva con seguridad a compararte con otras personas. En lugar de hacerlo así, disfrútalo todo, compártelo todo, perdona y vive más ligero de cargas, de culpas y de miedos, e intenta cosas nuevas. Si hoy fue un buen día no pienses en sí mañana será igual de bueno, aprecia y agradece tu momento presente como si fuera tu máximo tesoro, lo cual tiene mucho sentido puesto que la atención enfocada en el aprecio y el agradecimiento de tu momento actual es la clave para tener más de lo mismo un día tras otro.
Así que cada mañana enfócate en vivir al menos en un momento del día sin ese miedo, sin esa culpa, sin esa frustración; pequeñas decisiones como sonreír deliberadamente, saludar con un lindo ánimo, abrazar a esa persona que en verdad aprecias, ofrecer esa disculpa, conversar con tus hijos sin el celular, en fin hay mil cosas más que puedes hacer. pequeños detalles te llevan a grandes cambios, uno a la vez agregan más valor a tu vida, transforman tu experiencia y cambian tu mentalidad.
Quizás pienses que eso no te llevará a mejorar tu salud, tus finanzas o tu relación de pareja o con tus hijos, pero mejor deshazte de esas expectativas porque lo único que debes saber con certeza es lo que quieres lograr y su propósito, de los medios la vida misma se hace cargo, tú sólo debes estar atento a reconocer el siguiente paso a dar y dispuesto a darlo.
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