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La terapia floral para niños
La terapia floral es una terapia complementaria debido a que su uso se realiza en conjunto con otras tipos de terapia como el apoyo médico o la orientación psicológica. Se trata de una terapia natural, que trabaja directamente en las emociones pero que tiene un impacto en el área física, mental y espiritual de las personas. La flor mantiene la memoria de la planta, la cual permanece en la esencia floral facilitando así que dicha información nos equilibre. Se toma de manera líquida, directa del stock (esencia pura) o bien mezclando distintas florales de manera personalizada; la dosis y frecuencia varían según cada paciente, pero en niños es común que se requieran de 4 gotas sublinguales, 4 a 6 tomas diarias.
Muchas veces queremos cambiar pero no podemos, los niños mencionan en repetidas ocasiones que desean portarse bien pero no saben cómo, así que la terapia floral permite que los conflictos y bloqueos que les impiden sentirse mejor, se resuelvan más fácilmente. Cuando no existe tal disposición, la terapia floral nos ayuda a darnos cuenta que en realidad queremos y necesitamos mejorar y nos hace conscientes.
Los niños cambian con más facilidad, ya que a diferencia de los adultos, carecen de mecanismos de defensa arraigados y de esa manera se logra que los niños puedan hacer modificaciones significativas en su comportamiento y a nivel psicológico y emocional. Lo que sentirás es que estás más tranquilo y ya no te cuesta tanto trabajo sentirte bien. no es una panacea, pero facilita mucho los procesos de sanación, y en complemento con otro tipo de terapia tiene efectos excelentes.
La terapia floral infantil tiene cada vez mayor demanda debido a su eficacia y rapidez y también porque se puede utilizar en prácticamente todos los cuadros sintomatológicos que presenten:
Problemas emocionales: Depresión, ansiedad, miedo, dependencia, inseguridad.
Problemas conductuales: Agresividad, negativismo, berrinches, desobediencia, timidez, hiperactividad.
Problemas de aprendizaje y lenguaje: Memoria, dificultades en el lenguaje, distracción.
Debido a que el bienestar de los niños depende en gran medida del ambiente familiar y escolar en el que se desenvuelvan, resulta mucho más efectivo dar terapia floral a los padres al mismo tiempo que a sus hijos, para facilitarles las correcciones necesarias.
Por ejemplo, en un hogar donde hay 2 hermanos de 3 años y de 7, ambos padres trabajan y les cuesta trabajo poner límites y reglas. El menor presenta problemas en el sueño y rabietas intensas y repetidas, los padres no saben qué hacer, el mayor se siente desplazado e intenta llamar la atención con dolores en su cuerpo, así como también presenta miedo a la oscuridad y es muy perfeccionista en su escuela. Acuden por el hijo menor con quien no saben qué hacer en casa para controlarlo.
En este caso, entre las esencias a ocupar para el menor, se encuentran:
1. Chesnut bud, para modificar su comportamiento.
2. White chestnut, para deshacer la compulsión a repetir la misma conducta.
3. Impatients, para tranquilizarlo.
Al hijo mayor:
1. Walnut, para su sentimiento de desprotección.
2. Aspen, para el miedo a lo desconocido.
3. Crab Apple, para sacar de su mente pensamientos nocivos.
Es importante diseñar con anticipación un tratamiento floral con un máximo de 7 esencias, lo cual se define siempre a partir de cómo está pensando su problema el pequeño, qué piensa acerca de lo que le sucede y qué propósitos se necesitan cubrir de inicio para facilitarles su proceso. Las dosis necesarias se definen al unísono de lo anterior. Saber ¿Cómo se siente? ¿Qué le angustia? ¿Qué le impide solucionarlo? ¿Desde cuándo se siente así? ¿Qué intentos ha realizado para cambiar? ¿Qué desea lograr? Son preguntas clave para diseñar un buen tratamiento floral.
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