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Capítulo 14. Las enseñanzas
en favor de la verdad.
Sección VII. Cómo compartir
la percepción del Espíritu Santo.
El primer paso para poder emprender cualquier tarea de la cual se desees aprender y obtener el máximo beneficio es sin duda saber qué quieres lograr y lo segundo es estar dispuesto. Ya con tu disposición y claridad el Espíritu Santo (el recuerdo de Dios en ti) hace lo necesario para llevarte de la mano en tu camino hacia la sanación.
La tarea del Espíritu Santo es ayudarte a juzgar lo que te sucede desde una perspectiva más elevada que lejos de causarte conflicto, te libere de los obstáculos que te impiden experimentar el amor en su máxima expresión y en todas las áreas de tu vida.
Así que después de:
1. Desear compartir la percepción del Espíritu Santo.
2. Estar dispuesto.
3. Debes llevar ante la luz tus más íntimos y oscuros secretos.
Es decir, aceptar aquellas ideas, emociones y sentimientos que te causan incomodidad, vergüenza, culpa o miedo incluso aquellas que aún no conoces y que proyectas en formas, situaciones y personas que te duelen o molestan; después de aceptarlas el siguiente paso es
4. Entregarlas, o sea estas dispuesto a no volver a pensar y sentir de esa manera y aceptar el punto de vista del Espíritu Santo. Dejar de tener razón para ser feliz.
El alivio resultante de llevar a cabo estos pasos será tan evidente que simplemente no dejarás de hacerlo, ya que tal y como sucede cuando prendes la luz en un cuarto oscuro y la oscuridad desaparece, tu confusión desaparecerá y tendrás claridad, lo mismo pasará con el miedo y el dolor y dará paso al amor y al gozo imperecedero.
Conforme te liberes de esas percepciones e ideas te será cada vez más sencillo separar lo real de lo irreal, lo verdadero de lo falso, el conocimiento de la ignorancia. Cuando pongas una al lado la otra sin dudas elegirás lo real.
El Espíritu Santo reinterpreta todo lo que creaste en este mundo ilusorio para ayudarte a sanar tus pensamientos. Dale tu voto de confianza y una pequeña dosis de buena voluntad.
