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Si tu hijo quiere poder, dáselo

Sabemos que los niños de ahora ya no son como los de antes, entre la rapidez de la tecnología, el cambio en el sistema familiar y social, la alimentación y la búsqueda de un cambio de conciencia, las nuevas generaciones están cada vez más empoderadas.

 

Es frecuente escuchar que los padres te cuentan que parece que el niño es quien manda en la casa, que es difícil ponerle límites, que cuando quieren castigarlo parece no importarle o que argumenta tan bien sus discrepancias que parece que tiene la razón. Efectivamente debido al cambio en el sistema familiar en el que los padres ya no están en casa, que los niños son educados por los abuelos, por la nana o se quedan solos por las tardes después de llegar de la escuela; además la creciente cantidad de divorcios que dan lugar a familias diferentes (familias ensambladas, padres/madres solteros) a las que estábamos acostumbrados; de pronto nos confundimos y no tenemos claro lo que es acertado de lo que no.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin duda hay una variedad de circunstancias que como padre/madre debes considerar, pero si encuentras la manera de implementar lo siguiente, le habrás dejado una buena herencia:

1. La implementación de hábitos sanos.

2. Crear espacios de vinculación afectiva y puentes de comunicación.

3. Fomentar su independencia y ayudarlo a que resuelva por sí mismo sus problemas.

 

En específico hoy hablaremos sobre esta última. Es frecuente que los niños no estén de acuerdo con las reglas ni con la manera de implementarlas y se nieguen rotundamente a llevar a cabo lo que sus padres les solicitan.  Pero piénsalo bien, nos facilitan la tarea al argumentar sus razones o al realizar peticiones concretas de cómo les gustaría que fueran las cosas en casa; frases como: "No me grites porque cuando me gritas me duele el corazón", "Cuando se pelean tú y papá no me puedo concentrar en la tarea", "Tranquila, yo puedo hacerlo, déjame intentarlo". "Haré lo que me pides en tal horario, ahora no."  "Con la televisión prendida/apagada no puedo concentrarme".  Este tipo de cosas desafían nuestros esquemas tradicionales de educar; pero en este caso es sencillo, basta con respetar sus decisiones y darles el espacio y el tiempo para probarse a sí mismos que pueden resolver sus problemas y organizarse.  Existe la posibilidad de que no le salga bien, pero ¿Acaso a ti te salieron bien las cosas a la primera?. Dale confianza y ayúdalo a pensar para que encuentre otra solución, no se las des tú, puedes aprender mucho de su creatividad y frescura.

 

Hay otras ocasiones en las que tan sólo se niegan a hacer lo que les pides, de la manera y en el momento en el que lo haces y nada parece gustarles.  No saben cómo sí quieren hacerlo, sólo saben que no están dispuestos a actuar según tus indicaciones.  Esta es una oportunidad de oro para ayudarles a encontrar respuestas y no sólo eso: Nunca es demasiado el hincapié que puedo hacer en este punto, ya que de esto depende su seguridad y protección cuando no están contigo, que aprendan a decir que no cuando algo no les haga sentir bien o no se sientan en paz y felices de hacerlo es precisamente la tarea imposible de muchos adultos porque nos enseñaron a decir que sí y complacer aunque no queramos ni estemos de acuerdo; a veces ni lo cuestionamos. La solución es sencilla: cuando esto pase, pregúntale: ¿Cómo sí te gustaría? ¿Qué propones? ¿Qué te haría sentir bien a ti, de tal manera que ambos podamos salir ganando?.  Una buena pregunta es lo que se necesita para obtener una respuesta brillante, así que si no te sabe responder a la primera, dale tiempo para encontrar la respuesta y acuerda con él que es importante para la armonía familiar cumplir con los acuerdos. Lo que nuestra mente necesita es que se le realice la pregunta correcta para hacer espacio para la respuesta creativa. Además es una gran oportunidad para crear espacios de comunicación y vinculación afectiva, con respeto y confianza. 

 

Entiendo que es un desafío para muchas personas que adolecen de intolerancia, impaciencia, deseo de controlar las cosas, desconfianza, ¡¡Bienvenido a la bendición de ser padres!! La relación padre-hijo así como la de pareja, son las que representan mayor intimidad y un vínculo afectivo mucho más profundo, es por ello que son una gran oportunidad para conocernos a nosotros mismos y realizar cambios para salir de nuestra zona de confort y aprender cosas nuevas que de otra manera difícilmente podríamos hacerlo. Si ves que se te complica tienes en tus manos un tesoro para crecer como ser humano, no detengas ese flujo y reinvéntate.

Por Caanly Hernández Galán

 

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