Tienes un vínculo no solamente con las personas, sino también con ideas, conceptos, valores, contigo mismo y con tu cuerpo. Ese vínculo está compuesto de cargas emocionales, creencias limitantes, experiencias del pasado. patrones de relación con todo y así se conforma tu personalidad.
De tal manera que ya no eres tú, sino que eres una idea de ti mismo que se relaciona con una idea de lo que es el entorno con sus integrantes; te acostumbras y creas tus estrategias para sobrevivir. Pero eso no es todo, la vida siempre está en constante movimiento y cambio, además tu alma no se detiene por tus dudas, miedos o inseguridades. tu alma quiere evolucionar y perfeccionarse y tu Espíritu desea que te liberes de todo lo anterior y que regreses a tu fuente.
Así que te enfrentas a cambios físicos comunes, encuentros y desencuentros, separaciones y muertes, todo ello te obliga a moverte, te reta a hacerlo diferente, a aprender mejores formas de hacer las cosas, eso es salir de tu zona de confort.
En la zona de confort te sientes seguro ya sabes cómo son las cosas, no pasa nada y ese es justo el problema porque tu alma y tu Espíritu ambicionan mucho más y ya tienen su plan para evitar que te retrases. Así que de pronto si no lo haces por tu propio deseo consciente, comenzarán a pasarte cosas nada agradables o que al principio puedan parecerte así y estés muy complacido y de pronto todo comenzará a desmoronarse, ese el show del ego para mantenerte atento en él, es su película con diferentes tramas, que tu alma quiere jugar bien y tu Espíritu quiere que sólo apagues la película y seas quién eres.
Así que si la vida te da cosas y luego te las quita, ya sabes por qué es, pero hay cientos de estrategias, planes y caminos que puedes elegir dependiendo de:
1. Tu deseo. Sin ganas no se puede hacer nada, muchas veces no tenemos muchas ganas, sino mucha necesidad y eso es lo que nos hace movernos. Deseas/necesitas romper con patrones de relación con tus parejas, con el dinero, con tu cuerpo y su salud, con tu trabajo o profesión, con tus padres o tus hijos.
2. Tu afinidad con los diferentes caminos y formas. Quizás seas más afín a ideologías orientales u occidentales, antiguas o novedosas, científicas o esotéricas; etc. La que elijas está perfecta para ti, en este momento, para este tema y de esta manera, quizás después elijas algo diferente y eso está bien.
3. Tu momento de vida, es decir, tu siguiente paso natural. Debes tenerlo claro, quizás te sientas triste y desees estar feliz y que tu vida tenga sentido, eso esta perfecto, sin embargo puede haber 9 pasos anteriores a tu meta que deberás realizar. Así que quizás ahora no te sientas feliz, pero al menos ya no lloras todo el día, sino una hora en la mañana y una en la tarde; y la siguiente semana, te sientas motivada a tomar clases de baile dos veces por semana, quizás en un mes aceptes alguna invitación a salir por parte de tu familia, tus amigos o alguna persona especial; después de un mes más te animes a estudiar algo nuevo o emprender un negocio o cambiar de trabajo o hacer el viaje de tus sueños; y de pronto ¡¡ya lo lograste!! Ya te sientes feliz y tu vida tiene sentido. Es muy probable que necesites estrategias diferentes para cada paso.
4. El plan de vida de tu alma que tú mismo te creaste y la chance que le des a tu Espíritu de orientarte. Antes de nacer, te trazaste un camino, decidiste las personas que conocerías, cuándo, cómo, por qué y para qué, no lo recuerdas, pero te aseguro que después de vivir una tormenta volteas y en retrospectiva todo tiene sentido y tu parte consciente lo descubre. Quizás estés en el momento de intuir que hay algo más, de desear más, de soltar más, un deseo de amar más, ese es tu Espíritu que te está llamando; de ser así los medios te llegarán para que lo logres, sólo debes estar atento.
Supongamos que tienes ganas, estás motivado o bien necesitas con urgencia salir de la zona de confort; entonces entras a la zona de aprendizaje, y:
1. Acudes a terapia, te inscribes a cursos y/o realizas lecturas con el propósito de conocerte y adquirir más herramientas.
2. Pones en práctica lo aprendido y comienzas a ser una persona diferente: pones límites o vas más allá de ellos, te expresas verbal, sexual, artística o físicamente; rompes con una relación con tu pareja, laboral o de amistad.
3. Creas nuevos vínculos, el más importante es el que tienes contigo mismo.
4. Te aíslas para conocerte más.
5. Dejas atrás malos hábitos y comienzas a crear nuevos y sanos.
6. Sanas heridas emocionales que conocías y otras más que no sabías que existían.
Parece que tenemos mucho poder de decidir y de alguna manera así es, sin embargo, todas las disciplinas espirituales concuerdan en que el plan ya está trazado, sólo que tú decides cuándo se llevará a cabo. Mientras más retrasas el aprendizaje más difícil se hace el camino.
Si no lo haces es por miedo y lo único que contrarresta al miedo, es el amor; el amor hacia ti mismo, hacia la vida, hacia Dios, hacia tus seres queridos, al mundo. Toma al amor como escudo y da un paso a la vez. Lo más difícil no es la zona de aprendizaje, sino la de pánico en la que tienes que dar un salto al vacío, pero de esa hablaré en otro momento.
Hazlo divertido, no te tomes tan en serio y ríete más de ti mismo. Tu estado natural es de perfecta paz, alegría y abundancia, sino es así ¡¡Sal de tu zona de confort!!
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