Capítulo 3. La percepción inocente.
Sección III. Percepción y conocimiento.
La percepción está asociada al cuerpo por lo tanto induce a la acción, genera incertidumbre porque es temporal y al estar sujeta a cambios produce miedo y a su vez más separación.
Por su parte el conocimiento nace de la certeza y por ello es poderosa ya que es estable y al no estar supeditada al cuerpo genera pensamiento creativo y no induce a la acción lo que te lleva a la experiencia de la Unidad de la Filiación y con Dios.
El milagro, la expresión del amor de Dios en el mundo y que es ofrecida entre hermanos, requiere de la percepción y de la acción y por lo tanto no es conocimiento. Cualquier visión o percepción por muy elevada y santa que sea no es conocimiento, sigue siendo simbólica y efímera porque incluye al cuerpo.
El conocimiento es atemporal, precede al tiempo y sólo habrá que utilizarlo con el propósito de perdonar, es decir percibir de manera verdadera y milagrosa para que el tiempo desaparezca y el conocimiento llegue a tu mente. Es decir el conocimiento no es algo que adquieres sino que aparece en el momento en el que ya no hay percepciones que interfieran.
El re-conocimiento de la verdadera esencia de tu hermano y de la tuya propia implica volverlo a conocer tal cual es, sin ego, el milagro te ayuda porque requiere de tu percepción milagrosa para que suceda en el mundo y sane tu mente.
