_edited.png)
Capítulo 18. El final del sueño
III. Luz en el sueño
Has elegido tener una experiencia onírica por la cual te sumergiste en la oscuridad, misma que es producto de la ausencia del amor que abunda en los sueños, esa ha sido tu decisión aunque no es lo que verdaderamente deseas, es decir, has creído erróneamente que al sumergirte en lo profundo del sueño encontrarías tu tesoro, pero lo único que ha sucedido es que te has perdido en una completa oscuridad, dicha oscuridad es producto de la ilusión de tus sentidos, es decir, lo que percibes a través de los sentidos es tan sólo una proyección de la culpa y el miedo que se genera a partir de que crees que es posible estar separado de Dios, pero Dios es Luz y todo lo que no es Él es oscuridad, es por ello que, por ahora, se te complica ver como Él.
Pero a pesar de tu decisión, puedes estar sumergido en una completa oscuridad pero jamás podrá apagarse tu luz que continúa brillando dentro de ti como una chispa que también puedes ver aún en el otro. Tu verdadero deseo está con Dios y gracias a la chispa divina que aún vive en ti es que puedes emprender el viaje de retorno.
El reconocer esa misma chispa en el otro es lo que hace posible que tu viaje no lo emprendas solo pues siempre llevas contigo a toda la Filiación; entonces es tu deseo, la chispa que vive en ti y tu voluntad, la cual es totalmente afín a Dios lo que hace posible que tu viaje de regreso sea un éxito garantizado; eso es justo traer la Luz (de Dios) a la oscuridad (del mundo dual/de percepciones) y eso es posible gracias a que tu deseo llevó tu oscuridad a la Luz primero y la desvaneció lo suficiente como para que puedas iniciar tu camino, y en él te acompaña y te protege el Cielo, Dios y toda Su Luz, no hay manera de que pierdas; puedes retrasar el viaje pero jamás perder tu oportunidad de Ver la Luz del Amor brillar a tu alrededor, lo cual se traduce en Paz, Amor y Abundancia perfectas y todo lo que pueda emanar de ahí.
Si deseas una consulta de manera presencial o en línea haz click aquí
