Capítulo 3. La percepción inocente.
Sección VI. Los juicios y el problema de la autoridad.
Mientras sigas juzgando cada cosa que te pasa como algo bueno o malo no podrás hacer espacio en tu mente para la opinión/juicio de tu ser superior y por lo tanto no podrás liberarte de la esclavitud de los sentidos, del mundo tal y como lo conoces y de todo lo que ello implica; toma en cuenta que el juicio va de la mano de la percepción, de la cual debes deshacerte.
El juicio amerita un rechazo ya que a través de él tomas partido de los elementos de la realidad que percibes, los eliges de acuerdo a creencias y costumbres que aprendiste del mundo, por lo tanto te demanda atención y energía, te desgasta; en realidad juzgar agota el alma el cuerpo, la mente y las mantiene aprisionadas en su juego.
Cuando te permites dejar de juzgar te sientes en paz y ves a tu hermano tal y como es, eso es verdadero conocimiento, de esa manera adquieres paz y claridad para tomar cualquier decisión, puesto que la tomas en conjunto con lo más divino y puro que Es.
El mundo es como es debido a que lo estás percibiendo con los sentidos que son inherentes al cuerpo y por lo tanto inestables e imprecisos. Sin embargo, tú eres más libre que eso, tu poder es el Dios pero lo rechazaste al elegir crear sin amor, y aunque lo perdiste, sigue esperando a que tu voluntad sea recuperarlo y dejar de anteponer las ilusiones que fabricaste a la Realidad de tu ser divino y amoroso.
