Capítulo 15. El instante santo
I. Los dos usos del tiempo
El tiempo es un instrumento creado por la mente dual o también llamada ego, que tiene como propósito incrementar la culpabilidad, sabemos que ese pensamiento y emoción genera miedo y a su vez la necesidad de defenderte y atacar lo que perpetúa la exigencia eterna de venganza, es un círculo vicioso del cual no hay escapatoria y es irresoluble puesto que el sistema de pensamiento que lo sustenta es congruente en sí mismo, es como una máquina que funciona perfecto pero con la condición de que eres tú quien le da vida con el poder de tu atención, no tiene vida propia y ese es su drama.
Dentro de dicho drama, el tiempo es la manera en la que el ego te distrae del presente y llama tu atención hacia el pasado y futuro donde te hace creer que puede salvarte del escenario donde él simula representar el cielo y el infierno, de esta manera el pasado y el futuro aparentan ser la escapatoria y salvación del estado dual que te aflige y que por definición es cambiante.
Por otro lado, el Espíritu Santo utiliza el tiempo para ayudarte a que aprendas a permanecer en paz, liberado de preocupaciones y ansiedad, te enseña que el infierno no existe y que todos los obstáculos para que estés en paz ya están desvanecidos, de esta manera también te enseña a permanecer en el presente donde tu santidad no cambia.
Parece una encomienda difícil pero sólo se requiere de un instante para que lo vivas y de tu disposición para que esos instantes se extiendan en el tiempo hasta abolirlo y se pueda restablecer en tu mente la paz, la cordura y el amor hacia todo y todos.
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