Capítulo 8. El viaje de retorno
V. La voluntad indivisa de la Filiación
De alguna manera la mente del ego cree estar a salvo mientras se mantenga separada de lo malo y a veces, por absurdo que parezca, también de lo bueno; el ego sabe que no podría prevalecer si te haces consciente del poder que tienes cuando unes tu voluntad a la del Espíritu Santo.
La curación es unión y la unión representa la curación de la mente como una sola, te unes a la plenitud de Dios en cada persona de la que ya eres consciente que son uno solo y cuando dos personas se unen en el reconocimiento de lo que son se hace posible que la Voluntad de Dios fluya a nuestras mentes, corazones y actos haciendo posible el cambio de mentalidad que implica el perdón para poder ver la Realidad de Unidad que formamos todos.
Cuando te unes a alguien lo haces sin ego pues de otra forma no sería posible la unión, de esta manera renuncias al ego y nos devuelves la paz a todos. Dios no te puede negar nada porque ya te ha dado todo. Cuando eliges unirte al Hijo de Dios que eres y que somos todos, no habrá nada que se te pueda interponer, salvo el ego, pero en este punto ya eres invulnerable a sus represalias.
Todos los caminos conducen a Dios porque no hay otro lugar a donde ir, Él es todo lo que Es, el ego intentará siempre distraerte y demorarte pero si decides solicitar ayuda para ser guiado correctamente no se te podrá negar, se te tomará de la mano y se te indicará todo lo que necesites saber pues tu lugar es sólo tuyo y tu presencia en él es imprescindible para todos.
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