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Capítulo 5 Curación y plenitud

Sección I. La invitación al Espíritu Santo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta sección comienza con un intro que nos aclara que “Curar y hacer feliz es lo mismo” y esto es así porque no puedes compartir la idea de la felicidad sin haberte curado por completo, ya que es un requisito indispensable para escuchar la voz del Espíritu Santo quien te guía en el proceso de sanación de las mentes de toda la Filiación, sólo así puedes dar y compartir de verdad, de lo contrario sentirás esa sensación de vacío característica del ego.

Como todo, la curación es por lo tanto un pensamiento de unidad al que inmediatamente acude Dios y una mente así es una mente sin miedo la cual obedece las leyes de Dios.  En realidad todo (lo amoroso) es un pensamiento de Dios y los pensamientos se expanden al compartirlos, si te das cuenta eso no sucede con los bienes materiales o con las relaciones que entablamos desde nuestra existencia corpórea.

El Espíritu Santo es protagonista de este capítulo y con sobrada razón ya que es a través de Él como sanarás de tu mente, tan sólo debes aceptar su guía; aceptarla de por sí conlleva un grado de conciencia de enfermedad, es decir de necesidad de que tu mente sea sanada.  El Espíritu Santo es la guía que te ayuda a perdonar todo, porque recuerda que el perdón consiste en juzgar todo lo dual como inexistente.

“El Espíritu Santo es la mente de Cristo” porque el Hijo de Dios cuando aceptó la separación para sí mismo adquirió la necesidad de proteger a su mente recta porque simplemente concibió la existencia de otra mente, la del ego. Fue a partir del pensamiento de separación que nació la necesidad de la Expiación que no es otra cosa que una cadena eslabonada de perdón y el Espíritu Santo es este llamado a retornar.  Digamos que el Espíritu Santo es el recuerdo de Dios en ti y la Expiación es la prueba de que su tarea tuvo éxito.

El Espíritu Santo es un símbolo, eso puede resultar confuso para una mente dual y como ya mencioné, Dios lo creó a partir de que su Hijo pensó que podía estar separado de Él, cuando tú y todos retornemos a nuestra mente Recta, el Espíritu Santo habrá cumplido su función, pero como Dios lo creó y todo lo que Él crea es eterno, se quedará con nosotros a modo de bendición.

El Espíritu Santo te ayuda a sanar tu mente por medio de las percepciones, te guía para que las interpretes de manera amorosa de esta manera se alista para el último paso que dará Dios y es justo ahí cuando tu mentalidad será Una.

La percepción del Espíritu Santo, por lo tanto es:

  1. Universal, al compartirla ganas.

  2. No ataca, es receptiva y aunque no engendra conocimiento tampoco lo obstruye.

  3. Te señala el camino para la integración final de tu mente, es la preparación para los cambios verdaderos en ella.

Escucharla es una decisión nada más, recuerda que eres un ser divino y tienes derecho a ella independientemente de que creas que eres merecedor o no, esa es sólo una evaluación tuya que ni Dios ni el Espíritu Santo comparten.

Por Caanly Hernández Galán

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