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Capítulo 5 Curación y plenitud

Sección VII. La decisión en favor de Dios.

Decidir por Dios no tiene por qué ser difícil, hasta ahora sólo has estado confundido con respecto al significado que le has dado; pero sin afán de discutir sobre ello tan sólo se te pide que dejes que se te ayude, que entregues todas tus preocupaciones y te dejes cuidar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La sanación de tu mente es su cordura, tú puedes sanar todas las mentes porque eso es lo único que podría pasar cuando sanas la tuya, porque no hay muchas mentes es sólo una y finalmente de lo que se trata es de que recuperes tu conciencia de ello; todo esto es así debido a que la mente de Dios está unificada y también lo está la tuya.

El único que te exige y te pone ultimátums es el ego y es debido a sus demandas que pierdes tu paz.  Dios confía tanto en ti que te espera a que te des cuenta que Él es tu mejor y única opción.  La cosa es más fácil que los sacrificios que el ego te ha convencido que necesitas hacer para que estés bien.  Tales sacrificios entrañan culpa y la culpa hace que te defiendas, tengas miedo y ataques, no se te pide que te arrepientas de nada pues eso reforzaría la ilusión, sólo que te decidas por Dios, se te pide que seas firme cuando reconozcas tus pensamientos erróneos y los entregues para que así puedas retornar a tu hogar.

 

Por Caanly Hernández Galán

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