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La alimentación del índigo

 

La alimentación es un aspecto fundamental para la estabilidad mental, física y emocional de un niño índigo; somos lo que comemos y en el caso de los índigo esto verdaderamente se fundamenta.  Uno de los factores que más influyen en el estado de ánimo y conducta de los índigo es la alimentación.


Por ejemplo, muchos niños aún desde pequeños prefieren no comer carne y ahí vamos los padres siguiendo las instrucciones del pediatra o simplemente obedeciendo a nuestros viejos paradigmas y los presionamos para que coman la proteína animal. No podemos imaginar lo que sienten ellos al pensar que están masticando un trozo de animal muerto. dada su alta sensibilidad al sufrimiento y otros valores que en esta sociedad están muy opacados. 


Hoy en día existe muchísima investigación con respecto a los alimentos y se comprueba que muchas frutas y verduras contienen proteínas y no se diga de los granos y cereales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Puedo mencionar a la Dra. Ann Wigmore, galardonada por la Fundación del Premio Nobel entre otras, quien postula el programa de alimentación viva, es decir, una dieta a base sólo de alimentos vivos (frutas, verduras y granos) y demuestra que esta alimentación no sólo es saludable sino que el cuadro de alimentación básica al que obedece nuestra sociedad (carne, leche, huevos, cereales, frutas y verduras) es generador de un sin número de enfermedades. Ella desarrolla una terapia a través de la cual sana a pacientes con cáncer, hipertensión, afecciones cardíacas y diabetes (entre otras) con un simple ¡¡¡cambio en la dieta!!!  En la actualidad existen médicos alternativos que sanan a base de la ingesta de jugos (jugoterapia). En la red hay muchísima información al respecto.


La alimentación macrobiótica es una de las más sanas que hay y se basa sólo en el consumo de algunos granos, vegetales y frutas.  Al dar esta información de ninguna manera estoy proponiendo que se induzca al niño a comer verduras solamente, sin embargo es importante respetar al niño cuando decide no ingerir algunos alimentos.

 

Y ahora viene la dicotomía. Si tu hijo no quiere comer porque comió dulces ¡Mucho ojo! Esa es una respuesta adictiva. Es decir, el azúcar refinada, además de ser totalmente contraindicada para la salud, tiende a crear una dependencia y esto está reconocido por las empresas de alimentos. Por eso en la actualidad, la mayoría de los alimentos procesados contienen azúcar, pues así compraremos más. El mismo principio de las drogas. ¿Recuerdas ese mito de que le ponían droga a los dulces y los vendían fuera de los colegios? Pues la droga es el azúcar, crea adicción y como cualquier otra droga da una sensación de placer pero después es depresiva y necesitamos más azúcar para sentirnos bien.


Si esta información no te convence te invito a observar a tu hijo antes y después de tomar una Coca-Cola. Para un niño de 0 a 5 años es una verdadera bomba. Normalmente se aceleran mucho y después se ponen ansiosos, lloran y quieren más y más Coca. ¿Una rabieta en público porque no le quieres dar más Coca o alguna golosina? Seguro que la mayoría de los padres la hemos pasado.


El consumo contínuo de azúcar refinada a largo plazo puede traer diagnóstico de Desórdenes de Atención o Hiperactividad, que tanto atañen a los índigo.

 

Esta es como la confrontación de David con Goliat, los productos de consumo dirigidos a los niños, los medios de distribución (incluso las tiendas de las escuelas los comercializan libremente), aunado al bombardeo de los anuncios publicitarios. ¿Qué puede hacer uno como padre para vencer al gigante?


Perdón, no tengo una solución me encantaría tenerla, sin embargo hay algunas medidas que funcionan.

 

1.- Si fuiste a una fiesta y le dieron dulces, dale a beber agua sola, para que se le baje (como a los crudos).


2.- Habla con tu hijo, pero no cuando se va a meter la paleta en la boca sino en momentos en que estén tranquilos. Baja información de internet o consulta algunos libros y comparte lo que hayas encontrado.


3.- Invítalo a que se observe cómo se sentía antes y después de haber comido comida chatarra o bebido refrescos.


4.- Existe un excelente documental que puedes encontrar en Netflix llamado “Súper Engórdame” o “Super Size Me”. Ve la película con tu familia, es impresionante el efecto de conciencia que ésta causa en los niños y jóvenes. Supe del caso de un joven de 15 años que después de verla se volvió vegetariano.


5.- Infórmate. Los grupos más avanzados en esta materia son los grupos de ayuda a padres con hijos diabéticos. Ellos son una gran fuente de información en cuanto a qué alimentos comer y cuáles no comer.


6.- Cuando vuelva a recaer inicia el paso 1.

 

Y no te agobies, sólo piensa cuántos millones gastan las compañías de publicidad en enviar mensajes de come esto o compra aquello. Pues de la misma manera nosotros tenemos que hacer nuestra propia publicidad en casa.

La escuela es un sitio al que van a aprender, a formarse y a comprar lo que quieran en la tiendita (si tu escuela regula el consumo de dulces por favor avísame para que les envíe un mail de felicitación). Y después nos llaman a los padres para reprendernos porque el niño no pone atención al maestro.


Prepara el lunch de tu hijo. Un lunch adecuado es una fruta (fructuosa, es un azúcar fácil de asimilar y convertir en energía). Un sandwich con pan integral (el carbohidrato del pan también se convierte en azúcar por lo cual la harina integral es más fácil de desdoblar). Cuando adquieras el pan, busca uno que no contenga azúcar ya que el pan de caja también viene adicionado con azúcar. Y una botella de agua. Si deseas que sea agua de sabor prepárala con frutas frescas y al endulzarla puedes usar miel de abeja o azúcar mascabado. La miel de maguey es un excelente substituto del azúcar. Unas verduras con limón y sal también son opción.


La información más extensa con respecto al tema del azúcar está contenida en el Círculo de Diabetes Infantil. Existen grupos de ayuda y orientación, así como textos e información en internet.

 

Mi hijo tiene un amigo con diabetes tipo 1, y me encanta hablar con él de nutrición ya que conoce muchísimo acerca de la composición de los alimentos, sabe interpretar cualquier fórmula impresa en la etiqueta de un producto comercial, y es muy consciente de que sí y que no es conveniente comer.


Sin embargo, cuando el tema de la insulina no es el problema, hacemos a un lado la relevancia del azúcar.  Te invito a que amplíes tu investigación y verás todo lo que vas a encontrar en cuanto a hiperactividad, agresividad, falta de atención y su relación con la dieta. Obviamente existen industrias millonarias que no tienen el menor interés en que conozcas esto y por eso es que nos toca buscar un poquito, pero ahora ya lo sabes.

En el caso de los índigo, ellos son muy conscientes, la cuestión es no pretender imponerles “porque yo digo”. Eso nunca funciona. Más bien hay que proporcionarles la guía y la información y lo más importante: Sé congruente. Si le vas a pedir que no coma golosinas no las consumas tú. Si antes servías papas y chicharrones en tus reuniones, cambia por algo más saludable.


Un índigo nos observa todo el tiempo y la disyuntiva como padres es mejorarnos o vivir las consecuencias.

Por Gabriela Luna

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