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Imaginar no cuesta nada

Cuando se te pide que interpretes con amor todo lo que veas seguramente te des cuenta que hay cosas que te cuestan más trabajo que otras, el avance en este ejercicio es gradual y depende de la disposición que tengas para soltar el miedo, el resentimiento, la culpa y la duda así que ve un día a la vez y comienza por lo que te parezca más fácil, no te detengas y sigue aprendiendo, que un alumno feliz es lo que necesitas ser para que puedas dar los pasos que se requieren para aprender que no pasará nada si perdonas, confías y dejas ir.

El cambio siempre se hace desde la mente y ocurre en tu mente; tu guía interna te asesorará en todo momento para tu siguiente paso a dar, lo sabrás porque te será sencillo darlo y será muy natural para ti. El ego se resiste a cambiar así que cuando sientes que algo es muy difícil es el ego el que está hablando por ti, no te preocupes ni te sientas mal por ello, prepárate para el momento en el que su deshacimiento sea inevitable.

Una herramienta que he encontrado muy útil para este proceso y que no sientes comprometedora es la imaginación, quizás notes que si imaginas algo en concreto te es más difícil continuar y experimentes más resistencia, así que intenta imaginarte a ti misma sintiéndote plena, feliz, resuelta, libre; imagínalo y evita colocar las circunstancias exactas de la resolución que crees que debería ser para que te sientas así, da por hecho que lo que crees que debe ser no es lo que Dios cree y deja que Él lo resuelva por ti, el Espíritu Santo es la voz que habla por Dios escúchalo a través de Él y todo será más claro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Generalmente esa voz no la podrás escuchar en el habitual estado de alerta, también llamado beta, en el que realizas todas tus actividades, así que disponte diariamente a desconectarte del mundo y acallar la voz de tu cabeza para que así puedas reconocer la voz que habla por Dios; es una voz dulce y amorosa que te da calma y que de a poco te dará instrucciones precisas sobre lo que debes hacer o decir, te dirá cómo y te señalará el momento y lugar, no tendrás duda alguna de su naturaleza en virtud de la paz y certeza que te regalará a cambio de tus preocupaciones.

Imagínate a ti misma sonriente, feliz, en calma y resuelta, asegúrate de experimentar ese estado anímico aunque sea por unos momentos a diario y varias veces al día; el bienestar que sentirás será tan real para ti que no podrás sino continuar, sólo una cosa muy importante para finalizar: hazlo con pasión como si tu vida dependiera de ello sólo así verás resultados en tu vida. 

Por Caanly Hernández Galán

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