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Elige, escucha y sigue a tu voz interior

 

Evaluar, calificar, etiquetar y clasificar son variantes del juicio, de hecho se requiere emitir un juicio para tales tareas.  Es por ello que Dios no haría tal cosa contigo ni con nadie, para Él eres lo más preciado, bello y amado que existe y confía en ti por completo por eso no tiene necesidad de ponerte pruebas porque te conoce como a Él mismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Quien hace todo eso es el ego, el ego es la parte de la mente que es dual, está en conflicto pero tan sólo está equivocada; tú como un ser divino puedes elegir entre juzgar o crear, no se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo, el ego juzga y el espíritu crea.  Cuando tú crees que eres un cuerpo juzgas y cuando te haces consciente de tu naturaleza divina, ejerces el poder creador de tu mente.

El ego como está en conflicto y equivocado cuando lo eliges fallas, te equivocas; todos los males del mundo tan sólo son equivocaciones, el mundo está hecho así, para hacerte caer y fallar.  No se te pide que no seas duro en tus juicios sino que tan sólo no los creas, no caigas en la trampa de las ilusiones que el ego te hace creer.

 

Entiendo que es una tarea difícil pero en lugar de pensarlo así, mejor pregúntate ¿Cómo puedo lograrlo? E inmediatamente las ayudas vendrán a ti, es una garantía puesto que eres el Hijo amado de Dios, tú lo dudas porque no te acuerdas, pero eso es sólo cuestión de tiempo. Además considera que todo nuevo aprendizaje es difícil al principio pero con práctica, disciplina, constancia, dedicación y atención te conviertes en un profesional.

La buena noticia es que hay una voz interna que te guía de tiempo completo y tu tarea es aprender a escucharla; por lo pronto escuchas con más frecuencia a la voz del ego quien siempre te da unos pésimos consejos; tu voluntad, ganas y disposición te ayudan a dedicarle tu atención a esa voz que te inspira y te recuerda que siempre puedes elegir de nuevo, esta voz no te ataca ni te controla tan sólo te lleva de la mano siempre que pones tu corazón y empeño en ello.

Así que camina con confianza que la atención que Dios te da está garantizada las 24 horas del día y los 365 días del año, su ayuda no demora, tú no le pones atención porque estás más entretenido en ver lo que no anda bien, así que ya no te distraigas y alégrate de que sea así.

Por Caanly Hernández Galán

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