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Capítulo 10. Los ídolos de la enfermedad
Introducción y Sección I. En Dios estás en tu hogar
La enfermedad sólo existe en tu mente y ahí es donde debe sanar; la idea en la cual se basa tu sanación es la de que "No hay nada externo a ti", una proyección tuya es lo que ves allá afuera, y el tiempo no es otra cosa sino un medio para que lo uses para darte cuenta de ello. Tu mente determina todo lo que percibes y vives, date cuenta que no puede existir otra cosa más que tú y Dios y las creaciones de ambos, nada de esto puede ser temible, aprende a ver esto y tendrás paz.
Eres el Hijo de Dios y nada sucede que no sea tu voluntad; aquí radica la curación de tu mente y la Expiación por la que tiene que pasar. Sólo tú te puedes privar a ti mismo de tu abundancia y tu paz, lo haces cuando te sientes rebasado por tus circunstancias como si ellas fuesen reales y la perfección que Dios creó a través de ti no lo fuera; lo mismo sucede cuando te sientes nervioso o preocupado. Hazte más consciente de ello, hasta que tu conciencia plena de quien eres sea lo único que conozcas.
Tal y como consideres y experimentes tu sueño de noche así es tu sueño de día, todo es simbólico de una mente que se sueña separada de lo real e inmersa en lo falso, pero como todo sueño eso se termina al despertar, justo cuando te ves a ti mismo tal y como eres, tal como Dios te ve y no como el ego en su desatino y dualidad te concibe.
Lo único real del sueño eres tú pero no como te sueñas sino como eres sin tantos cuentos y fantasías; al final re darás cuenta que lo que creías real es la fantasía y la fantasía lo real. Lo que Es no puede dejar se ser pues es eterno, tu mente se dará cuenta cuando se deshaga de todo lo que nunca pudo ser.
Desea de todo corazón conocer la verdad sobre ti y abre bien tu mente para ello y déjate llevar no querrás sino continuar en la libertad que ello te brindará.
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