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Capítulo 5 Curación y plenitud

Sección V El uso que el ego hace de la culpabilidad

El propósito del ego es infundirte miedo y así dañar a tu mente mientras que el del Espíritu Santo es sanarla; tú puedes elegir el sistema de pensamiento al cual adherirte porque ambos están dentro de ti, al elegirlo y aceptarlo sus condiciones se hacen reales para ti.

El ego fabrica miedo y culpa por ser un pensamiento de separación.  El miedo y la culpa alteran y dividen tu mente y creen atacar a Dios porque alteran la paz en tu mente, estos son ideas ilusorias puesto que atacar a Dios no es posible porque no se puede atacar lo inmutable.

El ego está en conflicto con todo, checa su conflicto: Tiene un problema de autoridad que radica en que cree que puede usurpar el poder de Dios, tiene culpa por ello y miedo porque al hacerlo cree que merece un castigo, la culpa (recuerda que altera y divide la mente) lo confunde y como es tan insoportable la proyecta fuera de él y así concluye que fuiste tú quien hizo lo que él hizo y por eso te odia.  Cuando te identificas con el ego te sientes culpable por algo que nunca hiciste; recuerda que tú eres Espíritu no un cuerpo y lo que hace el cuerpo es una ilusión, una proyección de una mente en conflicto tal y como lo mencionaba anteriormente. El ego representa a conceptos ilusorios de algo que jamás pasó.  O sea, de verdad está demente.

Para rematar con su conflicto, el ego se siente culpable por haber atacado a Dios, haber tomado una parte de él y haberse apoderado de ella, algo así como un robo, por eso teme a las represalias.  Tu libertad de todo esto radica en que veas a la culpa/miedo que genera ataque como una falta de amor porque así te será más fácil sanar.  Una mente sana no sufre, la enfermedad para el ego es una solución mágica porque así cree que podrá mitigar el castigo de Dios, pero eso es completamente absurdo puesto que Dios no castiga, sólo ama.  El ego sí ataca y castiga y cree que Dios hace lo mismo pero esto es tan sólo una proyección de lo que él mismo hace. ¿Un loco enredo, no?

Los pensamientos de Dios no se pueden cambiar, los del ego sí.  Todo lo que tú piensas como Dios lo hace, es inmutable; todo lo que piensas como el ego, se puede cambiar por eso conviene que te preguntes en cada momento en el que necesites tomar una decisión ¿Qué quiero? Tu manera equivocada de pensar se puede deshacer y también sus efectos.  Dios pone orden a todo eso si tan sólo lo aceptas y renuncias al pensamiento desordenado, o sea al ego.

Por Caanly Hernández Galán

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