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Capítulo 18. El final del sueño
I. El substituto de la realidad
El texto comienza con una frase que me gustaría rescatar porque define muy bien el concepto de substitución que se trata en esta sección: "Substituir es aceptar una cosa por otra" y lo que haces cada vez que sientes miedo es substituir a la verdad por la ilusión, es decir, en pocas palabras a la vida por la muerte; cuando substituyes tan sólo te quedas con una parte fragmentada del todo y también se fragmenta su propósito; el problema es que un propósito fragmentado, está dividido y por lo tanto se vuelve inestable y cambiante.
El miedo es una emoción fragmentada y fragmentante, es a causa del miedo que substituyes a la realidad, lo cual engendra más miedo. El Espíritu Santo une mientras que el ego separa, ya sabes que el miedo es utilizado por el ego para sus propios fines y en el caso del cuerpo él es la causa de que entres en el juego del ego de aceptar o rechazar a personas, situaciones o parte de ellas, incluyéndote.
El único y más grande error que has cometido es creer en un mundo fragmentado y dividido, la magnitud del error es tal que si lo vieras no dudarías ni un segundo en corregirlo y elegir de nuevo. cuando decidiste substituir a la verdad por la ilusión proyectaste ese error a un supuesto exterior y ahí perdiste la voluntad de elegir a Dios, no tengas miedo, ni te sientas culpable, no es un pecado, es tan sólo un error que puede corregirse, porque todo lo que percibes no es real, además lo sostienes tú con tu atención en él, en el momento en el que decidas dejarle de prestar atención dejará de ser real para ti.
En este mundo no se puede compartir sino sólo substituir pues nació de la substitución, sin embargo, el Espíritu santo te puede enseñar a desaprender todo lo que alguna vez aprendiste a hacer a causa del miedo de creer que estás separado de Dios.
En tu corazón hay una tierra santa en la que se extiende el Cielo en el que estamos todos como Uno solo, la substitución parece real pero tan sólo es un sueño del cual despertarás si tan sólo afirmas al Amor que hay en ti y aceptas compartirlo y ofrecerlo a cada uno de nosotros en quienes encontrarás tu camino de regreso al Padre.
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