Manual para el Maestro
Clarificación de términos
3. El perdón – la faz de Cristo.
El perdón es lo único ilusorio que nos aleja del error en lugar de perpetuarnos en él, forma parte de la ilusión porque al Hijo de Dios no hay nada que perdonarle, todo eso es necesario dentro del sueño en el que estamos inmersos, al despertar ni el milagro ni el perdón ya son necesarios por eso es que no son reales, lo que sí es real es Su fuente, Su causa, que es el Amor.
El perdón restaura nuestra visión con la que podemos saber con claridad que es a Dios a quien estamos buscando y no es para nada nuestro enemigo y por lo tanto no hay razón para demorar más en llegar a Él. El perdón, por estar en el mundo, se le considera un símbolo, pero debido a su propósito es un puente que nos conduce a Dios.
La manera en la que nos transforma el perdón puede variar según nuestras propias ilusiones pero lo más importante es que no perdamos de vista el contenido, el fondo que es el mensaje que sana nuestra mente y le devuelve la paz que tanto anhelamos. En el mundo nunca dejarás de desear pues el ego no puede estar en paz ni satisfecho por carecer de lo único real que es el Amor, justo cuando dejas de desear el propósito del perdón se cumplió pues habrás sanado la ilusión de las necesidades.
Nuestra tarea, en la que siempre estamos acompañados y guiados, consiste en reconocer que sólo existe Dios y su Hijo, Su Hijo somos nosotros, sólo que nuestros cuerpos y almas nos hacen creer que estamos separados, después del reconocimiento de que somos Uno solo, Dios da el último paso pues habremos completado una jornada que sólo comenzó en nuestra imaginación.
Al final de la jornada imaginaria podrás ver la hermosura que te rodea y la impecabilidad y santidad de tu hermano, podrás no percibir a Dios sino comprenderlo y amarlo así como a ti mismo Su Hijo unificado.
