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Capítulo 16. El perdón de las ilusiones

VII. El final de las ilusiones.

 

La relación especial está construída a partir de tus experiencias del pasado y además su propósito es perpetuar el pasado al revivirlo en el presente.  La relación especial está cargada de todas tus desilusiones, tus conflictos y temores.  Cuando decides en el presente basándote en lo que viviste en el pasado estás validando todas tus experiencias como algo valioso que puedes utilizar ahora para vivir mejor, pero no te das cuenta de que todo eso lo haces de la mano del ego quien evalúa e interpreta todo eso por ti y que además estás considerando que tanto tú como tus relaciones y experiencias son reales, lo peor de todo es que esto significa que si prestas atención al ego no puedes escuchar la voz del Espíritu Santo y por lo tanto la resolución tampoco llegará a tu experiencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es así que al haber sufrido en relaciones pasadas de todo tipo crees que al llegar a acuerdos, puedes establecer límites a través de los cuales te sientas protegido, que no se oye mal sino tomas en cuenta que al hacerlo sigues validando al ego y eso te impide escuchar al Espíritu Santo.

Recuerda, todos tenemos un papel dentro del plan para la salvación del Espíritu Santo y si antepones tu propio plan, que dicho sea de paso no es el tuyo sino del ego, lo que haces es perpetuar en diversos contextos y personajes el mismo drama de separación / miedo / culpa, fabricas más universos al generar más conflictos. Seguramente pensarás que además de haber conflictos hay cosas buenas, y sí es verdad, sólo que al estar entrelazadas o depender de tus experiencias en el mundo esas experiencias buenas forman parte de la dualidad bueno / malo, es decir, del ego.

 

Dios ya te ha dado todo y tu papel es tomarlo, pero no puedes tomarlo si no has soltado la supuesta salvación del ego.  Por cierto, el ego se siente a salvo cuando obtiene venganza, cuando es reconocido por encima de otros, cuando ataca y se siente ganador, porque ese es su drama anhela estar por encima de Dios, lo cual es imposible, y te usa a ti para lograrlo.

La elección siempre será entre Dios o el ego, entre el amor o el miedo, entre la verdad o las ilusiones; planteado así la respuesta es sencilla pero no en un mundo de ilusiones que pretenden engañarte y distraerte de la voz del Espíritu Santo; de quien necesitas  apoyo para que te ayude a distinguir entre uno y otro, para que tu decisión sea rotunda en cada momento del día.

Por Caanly Hernández Galán

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