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Capítulo 11.  Dios o el ego

VI. El despertar a la redención

Tus experiencias forman tus creencias y estas constituyen lo que percibes; sin embargo, lo que experimentas a través del los sentidos inmerso en un sistema social y cultural es muy limitado y no conviene que bases en ello para vivir y tomar decisiones si es que quieres recordar y ser quién eres; ya que tu experiencia se limitará a lo que creas.  Si cambias tus creencias mejorará tu experiencia, pero si te liberas de ellas, recordarás con claridad quien eres y serás libre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ser no necesita creencias porque Su Espíritu es libre, así que tan sólo Es.  Tus juicios están basados en lo que crees que debe y no debe ser, pero cuando te condenas a ti mismo y a tus hermanos te estás crucificando, para que seas consciente del regalo de la resurrección debes aprender a perdonar, es decir, cambiar de mentalidad para que te abras a la única posibilidad: El amor perfecto del ser.  Este es un ejercicio que debes aprender a hacer sin excepciones puesto que tú vives en todos y todos viven en ti, tú poder es ilimitado asegúrate de colocarlo en la verdad y la verdad se plantará justo frente a ti y jamás volverás a desear consciente o inconscientemente lo contrario, cuando colocas tu fe y poder en el ego, asumes el sacrificio y el esfuerzo, pero cuando los colocas en el amor tu experiencia es fluida, fácil alegre y en libertad porque no requiere ni sacrificio, ni obediencia, ni sumisión.

Eres libre de abandonar todo lo que te hiere, te humilla y atemoriza, de sacudirte las penas y vivir en paz y con la certidumbre que sólo Dios te puede dar.

Cuando te sientes fatigado o estresado, te estás crucificando a ti mismo, no tienes que pasar por el dolor para vivir en la plenitud, más bien el trabajo consiste en disponerte a cambiar de mentalidad y recibir la guía del Espíritu Santo quien te enseñará a ver al Hijo de Dios en ti y así te sentirás a salvo y tus percepciones no te atemorizará.

En la igualdad de los Hijos de Dios, radica tu paz, así te sentirás a salvo y en libertad y verás milagros suceder por todos lados.  "No hay grados de dificultad en los milagros" porque lo que el ego fabrica no es verdad y la unicidad del Padre contigo sí lo es y así como a Él se le atribuye omnipotencia también a ti porque eres Su Hijo, en cuanto recibes en tu corazón tu herencia y tu identidad como Hijo de Dios.  No es una creencia, sino una experiencia en la que tu pensamiento, tu sentimiento y tu voluntad están en congruencia.

Por Caanly Hernández Galán

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