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Capítulo 8. El viaje de retorno

VIII. El cuerpo como medio o como fin

Para comprender la función del cuerpo desde el ego y desde el Espíritu Santo, es importante recordar que lo que es verdad para uno es ilusión para el otro, son posturas que no son complementarias ni incluyentes.  Además hay que recordar la relación que existe entre la percepción y el ego así como la que hay entre el conocimiento y la mente unificada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tú como ser inmortal tienes la opción de pensar desde la mente dual o bien desde la mente unificada.  la mente dual fragmenta todo y una muestra de ello es el cuerpo y sus múltiples funciones al respecto de las diversas formas en las que se fragmenta de acuerdo al género, edad, cultura, raza, posición social y /o económica y sus diversificaciones pueden extenderse aún más.

Desde el espíritu sólo hay un solo ser y una sola función el conocimiento le pertenece y es permanente.  La percepción le pertenece al cuerpo, de acuerdo a ella se definen muchas cosas mismas que cambian al paso del tiempo por eso es que el conocimiento no puede habitar donde la percepción reina.  Mucha de nuestra confusión al respecto de esto radica en la firme convicción de que el cuerpo no sólo es sólido sino concreto, denso y real, cuando el cuerpo es producto de nuestra imaginación y así lo es su función en el mundo, al ser dual, ni su intención ni su propósito es íntegro por lo tanto no puede satisfacerte nada de lo que haga, aunque te haga creer que sí.  La muerte y la enfermedad son la evidencia contundente para él de que tú no eres invulnerable.

El ego y su percepción fragmentada jamás te ofrecerá una respuesta imparcial, por eso no puede ser satisfactoria.  La mente es la única que puede sanarse y por lo tanto enfermarse, el cuerpo no puede enfermar puesto que no puede crear en absoluto ni tampoco es su función, su función según el ego es confundirte al respecto de tu función y el sentido de todo.  

El ego te da información dividida y por lo tanto confusa que no tiene sentido analizarla, el Espíritu Santo te guía para que recopiles información verdadera y sólo se enfoca en eso.  Cuando interpretas algo a partir del ego te enfermas porque tu mente se divide pero el ego no sabe nada por lo tanto no puede guiarte porque carece de lo único real: el amor y por lo rano el conocimiento.

La luz del ego y la del Espíritu Santo son igualmente potentes e insistentes, es tu atención la que hace que una se escuche más fuerte que la otra.  El cuerpo no puede ser un fin porque forma parte de tu imaginación, es un medio sólo si lo ocupa el Espíritu Santo para perdonar; el perdón sanará tu mente y te restituirá el conocimiento de quien eres; la salud es utilizar el cuerpo con amor, es decir, sin miedo.

Por Caanly Hernández Galán

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