Capítulo 12. El programa de estudios del Espíritu Santo
III. Cómo invertir en la realidad
Está claro que no puedes servir a dos amos, así que si deseas conocer a Dios, conocer a tu hermano y conocerte a ti, condiciones que no pueden estar separadas, debes aprender a invertir tu atención para que puedas saber dónde está tu tesoro y lo puedas mostrar. La inversión de la atención consiste en dejar de evaluar al mundo que percibes como real y verlo como es, un mundo producto de tu proyección de la culpa y el miedo; y volcar tu atención más allá de lo que percibes para que con la ayuda del Espíritu Santo puedas ver el mundo real, el mundo de la abundancia y la unidad.
Cuando defiendes una idea o una postura ante cualquier tema y crees que tienes razón, estás afirmando que de eso depende tu bienestar o como dice UCDM, tu salvación, en un mundo dual es inevitable defender una postura sin atacar la opuesta.
Siempre se trata de un cambio de mentalidad, no de acción, ni de emociones, ni de comportamientos, pues de un pensamiento de miedo/dual se desprenden toda clase de confusiones; cuando rechazas la percepción/pensamiento/idea/ postura de alguien más estás afirmado que: Hay separación o división porque hay alguien allá afuera y que tiene un idea contraria; para corregir esa percepción debes considerar que tan sólo se trata de una idea complementaria a la tuya, la dualidad lo que hace es poner en el otro extremo la otra polaridad de tu propia idea.
La pregunta que te rescata de cualquier confusión es ¿Qué se lo que hay que salvar? y ¿Cómo se puede salvar? y la respuesta siempre es la misma: el amor. Intenta dar esa respuesta y forzosamente tendrás que invertir tu percepción, de otra manera no podrás ver el amor ya que no se encuentra en el mundo, salvo que tú como Hijo de Dios lo coloques ahí.
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